La mexicana en Bali. Semana 1.

FullSizeRenderEsta semana fue una para observar. Digerir poco a poco el nuevo lugar en donde estoy y la situación personal en la que me encuentro después de cruzar el océano pacífico. No se todavía mucho de esta cultura pero encuentro en cada paso que doy un lugar mágico y único. Estamos tan acostumbrados a nuestra realidad que algo tan diferente a veces es como una bofetada en la cara.

Aquí el aire es húmedo y pesado pero el ambiente es relajado y fresco; escuché que la gente viene aquí a encontrar equilibrio, espero ser una de esas que lo encuentra.

Estoy en una selva “urbanizada” donde hay calles como lianas que se extienden en pequeños senderos y lianas reales colgando de los árboles tocando tu cabeza mientras caminas sobre una calle de doble sentido donde apenas y caben dos coches.

Si ves hacia arriba puedes ver toda la variedad existente de arboles y plantas de un verde brillante que contagia el oxígeno y la vida del lugar.

El camino del aeropuerto a aquí duró un poco más de una hora pero a mi me pareció corto porque siempre hubo tantas cosas nuevas que observar. Me sentí como una persona ciega que vuelve a ver y ve todo con ojos nuevos, como si no supiera nada y lo estoy aprendiendo de nuevo.

Las calles están llenas de sonidos y olores de playa. Las motos pasan en grupos grandes ocupando todos los carriles que hay. Cada pocas cuadras te topas con la entrada de un templo y en ella una majestuosa estatua de piedra de un dios diferente cada vez. Ganesh, Shiva y dioses que jamás supe que existieran adornan los jardines y las entradas de las casas. Y dentro de todo, ese caos controlado, que me es tan familiar y tan asiático.

La casa donde vivo es una construcción grande que da a un campo de arroz. La casa esta sobrepuesta en un jardín y tiene techo de palma. Mi cuarto esta al fondo de la casa y tiene dos ventanas grandes por donde siempre entra luz. Mi ventana no cierra por completo pero quiero pensar que como da a un jardín trasero estoy en la parte más segura de la casa. Hay dos literas deshabitadas y un colchón en una al fondo donde duermo. Definitivamente no es nada extremadamente cómodo pero es práctico. Vivo con 4 otras personas pero la casa es más bien el centro de actividades en exteriores de la fundación. Nuestra cocina es más bien como un almacén y el único baño que tiene esta repleto también de materiales de construcción. ( El escusado jala y con eso me doy por bien servida). Cuando me dan ataques de higiene uso una toallita de clorox y limpio todo el baño; no se qué tanta diferencia hace.

La primera noche que pase en mi nuevo cuarto fue como entrar en vivo y directo a uno de esos discos de sonidos de la naturaleza. Puedo escuchar desde mi cama el sonido de cada ser vivo que viva a 10 metros de mí. Es chistoso pensar que mucha gente se pone estos sonidos para dormir porque créanme que escuchar la cantidad de ranas, ouijas, grillos y chicharras afuera de tu ventana no es tan relajante que como escucharlo en el ipod. Lo que más me gusta es despertar con los ruidos de la naturaleza; de los pájaros y del viento cuando amanece. Despierto cuando sale el sol y no me duermo mucho después de que se mete.

Tengo lo que necesito y a lo demás me voy acostumbrando poco a poco.

Mis roomies son dos tailandesas y dos balineses, todos miembros del staff de la fundación. Se podría decir que mi forma de hablar con ellos es algo a lo que le llamo a la Tarzán y Jane. Cuando digo muchas cosas de corrido en inglés empiezan a asentir rápido y dicen -yes- sonriendo pero puedo ver en sus ojos una preocupación creciente así que hablamos ahora de poco en poco. Hoy por ejemplo en el pequeño estanque que tenemos en la casa viven dos peces y uno de los balineses me dijo muy emocionado “look fish” y yo sonreí y le conteste “oh yes fish fish”. Es la conversación más larga que he tenido con él desde que llegué.

La semana se pasó tranquila, esta tierra no es de mucho estrés ni sobresaltos y eso me da tranquilidad….y a la vez angustia, ¿será normal? creo que estoy acostumbrada a otro tipo de vida.

Llueve en las tardes pero es una lluvia que refresca y limpia. La tormenta verdadera fue la de adentro de mí mientras me acostumbro a estar tan lejos.

Bali es la tierra de la flor y del extranjero; hay gente de todos los países, muchas familias con hijos pequeños y señores viejitos. Todos aquí tienen una moto y solo los turistas usan casco. Es una provincia que ha vivido esa hibridación de culturas donde contrastan en cada esquina. Hay muchos lugares con acceso a internet y a la vez muchos niños que no van a la escuela. Hay hoteles gigantescos y lujosos y por otro lado si hay viento fuerte se puede caer un árbol y se va la luz todo el día.

Ayer me tocó pasar por algo difícil. Estaba en la oficina y justo afuera se escuchó un golpe fuerte y cuando volteamos había un perro atropellado llorando de dolor. Nadie hizo nada y todos se congelaron entonces tuve que ir a la mitad de la calle a intentar ayudarlo. Nadie hacía nada y yo hacia intentos tontos de comunicarme con ellos para ver si había algún lugar a donde podríamos llevarlo. Nunca me había sentido tan impotente. Nadie me entendía. Cuando vi que nada iba a pasar y que la panza del perrito se inflamaba más y más por minuto me senté en la calle con él, lo acaricie y abracé fuerte e intenté decirle de mi mente a la suya que ya se podía ir, que todo iba a estar bien. Pasaron dos minutos en los que se movía como para agarrar aire pero en mi mano fui sintiendo como dejó de respirar hasta que su corazón dejó de latir. Los locales siguieron rápidamente con su día y tal vez este perro es uno de miles que es atropellado pero para mí, presenciar la muerte de otro ser vivo por primera vez y tan de cerca me cambió la cara, el ánimo y definitivamente un parte de la vida. Cuando me acuerdo intento concentrarme en decirme a mi misma lo que le dije al perrito, que todo iba a estar bien.

Este tipo de cosas son las que me ayudan a ver el panorama tal y como es. Me siento tan bendecida de venir del lugar que vengo, de tener una cultura tan bonita y de tener la oportunidad de conocer otras y mezclarlas para que me hagan una mejor persona.

Esta semana he aprendido que hay mucha nobleza en la gente, que aunque no nos entendamos hacemos el esfuerzo una y otra vez; que hasta las cosas más tristes no deben detener al mundo y que todo, absolutamente todo, pasa por algo. Me gusta pensar que sigo viendo bondad en mi mundo y en este y que eso nos une.

Puedo decirles que en mi sexto día en Indonesia todavía no esta todo bien pero si de algo estoy segura es de que al final todo, siempre, va a estar bien.

Hasta aquí mi reporte 🙂

FullSizeRender

GUÍA PRÁCTICA PARA SOBREVIVIR EN EL EXTRANJERO (O EN TU PAÍS, O EN EL MUNDO). PARTE 1.

1. Un día a la vez.

A la -alcohólicos anónimos-. Si piensas mucho en el ayer sufres, si piensas demasiado en el futuro te mortificas. Si logras aguantar un sólo día sin contar el tiempo y creando pensamientos positivos entorno a lo que sea, la sorpresa es ¡que aguantas todo el día! y mañana, vuelves a empezar. Solo por hoy. Hoy es hoy.

FullSizeRender2. Echate porras.

Tu eres tu propio porrista, nadie más lo va a hacer por ti y si lo hacen lo sentirás mucho más viniendo de adentro de ti. Echatelas y si puedes aún mejor escribelas, en un papel, en una pared o en tu brazo. Repite a ti mismo una y otra vez lo fuerte que eres por hacer lo que sea que estés haciendo, por más mínimo que parezca. Echate porras por afrontarla vida como la afrontas. Escribe mensajes en tu cabeza que se graben poco a poco y no dejes de hacerlo.

3. Busca otras historias de valor.

Cuando la inspiración, fuerza y determinación no salgan de ti, sal a buscarlas; a la calle, a tu computadora, o en un buen libro. Hay tantas historias de gente valiente y sabia que fortalecen y cambian nuestra percepción del mundo. Las letras y palabras de otros pueden convertirse en las nuestras, se vale. Los mensajes de calor que encuentro afuera entran a despertar el valor que ya hay dentro de mi. Lean, observen, busquen y encuentren.

4. Agradece.

Da gracias por estar vivo, por estar aquí y en este momento. En lugar de sufrir, agradece el amor que eres capaz de sentir por otros y agradece el que otros sienten por ti. Da gracias por esta mente tan inteligente que es capaz de hacerte sufrir y sanar al mismo tiempo. Somos un milagro; da gracias por cada cosa que te rodea, es una bendición.

5. Haz de tu casa un hogar.

Llénala de cosas que habría en tu casa ideal. Mantenlo sencillo pero lleno de energía positiva. Llénalo de pensamientos positivos y de amor. Crea un espacio de seguridad y paz al que puedes ir cuando sea que lo necesites; crea un lugar que es solo tuyo para desenvolverte donde nada más importa más que tu.

Estas en tu casa porque tu cuerpo y tu alma están ahí.

6. Haz todo lo que hagas con amor.

Un chingo de amor. Que tu trabajo, proyecto tarea actual te guste mucho o poco sea algo que salga de un lado bueno de ti mismo. Que te entregues en lo que hagas no por el resultado sino porque es la única forma de hacer las cosas, con amor y desde el corazón. Ponle atención y dedicación y que puede surgir de algo ordinario, una experiencia extraordinaria.

Ponerle amor a cosas pequeñas hace que las hagamos mejor y nos hace sentir mejor automáticamente.

IMG_0001

Valiente

Este es el momento. En el que la vida me sigue poniendo constantemente a prueba y el que yo busco con determinación. Soy el perro que persigue la llanta sin saber que hacer cuando la alcanza y esta bien. Soy fuerte, puedo aguantar un día más, una hora más. Estoy probando de lo que estoy hecha. Estoy ignorando el hecho de que en Mexico tengo una cómoda cama y mi propio espacio. Estoy entendiendo que la gente que más amo esta en mi corazón más que físicamente presentes. Estoy diciéndome a mi misma una y otra vez que estoy en el lugar donde debo estar. Que no hay vuelta atrás ni aunque regresara hoy mismo. Todo este tiempo estamos avanzando hacia nuevas decisiones y momentos. Todo el tiempo estamos en movimiento. Desapegarse de todo no se trata de dejar ir, se trata de agarrarse fuerte de lo que es real. De las conexiones  profundas humanas y con la naturaleza. Se trata de entender que no es ni el pasado ni el futuro lo que importa sino este momento, este momento en el que con todas mis fuerzas quiero explotar y regresar a casa, este momento en el que me mantengo firme y viendo arriba; con esperanzas de que llegué a mi la fuerza del universo para aprender a ser paciente, tolerante, amorosa y pacífica.

Esta es la prueba más grande hasta ahora. Todos estamos en ese momento en cada instante de nuestras vidas. El momento de ser valientes al tomar decisiones. El momento de abrir los ojos y ver todo como es. El momento de conectarnos con todo y dejar que todo fluya. No pasa siempre, es difícil para mi entrar en este punto una y otra vez pero cuando lo logro es poderoso, es más fuerte que yo y me llena de esperanza. Un día más. Una noche más. Mañana será otro día. Valiente.

18 horas de vuelo

Escrito desde el avión de Aussieland al Paraíso.

FullSizeRender

Muchas parejas de viejitos, parece que Bali va a ser el paraíso del hombre retirado. Hay unos mexicanos en la fila de adelante; con solo escucharlos platicar en español entre ellos salvan mi cordura y respiro profundo.

La señora sentada junto a mi es de esas con las que es mejor no empezar una plática. ¿Se supone que todas las mujeres no convertimos en eso cuando somos grandes? ¿No tenemos el gen de la mamá siempre dentro? Esta señora o no tiene hijos o sus hijos no la quieren mucho. Extraño a la mía, ella si hablaría con alguien como yo.

La parte más difícil hasta ahora ha sido subirme al primer avión. Me despedí de una vida perfecta o casi perfecta para embarcarme en algo completamente desconocido. Estar en un avión a cientos de metros por arriba te hace ver todo tan pequeño, pero también te recuerda la pequeñez del ser humano en un planeta tan grande. ¿Quién soy yo para mortificarme de que algo salga mal? Las decisiones del universo son mucho más grandes que yo.

La señora agria se cambio al lugar de atrás vacío, le ofrecí cambiarle para que este con su esposo, me dijo que no con los labios pero no se molesto ni en emitir un sonido. El esposo se ve aliviado de estar un rato solo. Ojalá la señora no decida regresar.

El primer avión duró un total de poco menos de 12 horas. Mi botella mágica de agua para dormir me mantuvo 10 horas casi seguidas profundamente dormida. Gracias bendita medicina, sentía que el corazón se me iba a salir antes de siquiera haber despegado. Despedirse es una costumbre a la que no estamos acostumbrados. Separarnos, en nuestro hemisferio izquierdo es romper una conexión que de acuerdo con el derecho es inquebrantable. Quiero pensar que estos días estoy más conectada a mi hemisferio derecho. Quiero pensar que estoy tan conectada a algunas personas, que están aquí conmigo en el lugar 21F viendo por la ventanilla como recorremos la isla australiana, sintiendo los mismos nervios de emoción y nostalgia que siento yo en el estómago.

¿Cómo podría irme lejos? Cómo podría irme si tengo clavado en el corazón la sonrisa de mi sobrina de 3 años; cómo podría irme si cierro los ojos y me veo en mi cuarto, en mi espacio; cómo podría irme si cada miércoles voy a recordar la casa de mis abuelos. Cómo podría irme si siento mi mano apretada con la de él. Cómo voy a estar lejos de mi mamá si escucho su voz y consejo en cada decisión que tomo; cómo voy a estar lejos si siento tan cerca a tantas personas que me dieron su protección, su amor y su apoyo en cada paso de este año y el anterior. Cómo voy a estar lejos de mi México si es lo que más paz me da cuando pienso en mi regreso; cómo podría irme en verdad si siempre estuve ahí; en la sonrisa de mi novio, en el abrazo de mis abuelos, en las pláticas con mi mamá, en las travesuras de mis sobrinos, en las risas de mis hermanos;. Cómo voy a estar lejos si los siento a todos tan cerca.

Cierro los ojos y ya estoy ahí, abro las manos y siento las suyas apretarme fuerte. Cómo no voy a estar ahí en cada cosa que hagan, cada éxito que conquisten, cada miedo que enfrenten, cada día difícil, cada titubeo, cada pesadilla, cada festejo, cada alegría; cómo no estar ahí si ya deje una parte tan grande de mi en ustedes, que ustedes van conmigo. Vengan, únanse, que, a través de mi, vean lo que yo estoy apunto de ver, que compartan conmigo cada risa, cada lágrima, cada paisaje, cada sonrisa, cada aprendizaje y cada viaje. Vengan conmigo porque los necesito mucho, porque así como yo no me fui en realidad, ustedes tampoco. Este avión y este viaje van llenos con su amor, su luz y su apoyo incondicional. ¿Como podría irme si sigo ahí junto a ustedes?

Quiero hablar con la familia de mexicanos, quiero que me hagan sentir mejor. Subirte sola a un avión es afrontar el hecho de que al final todos estamos solos. Que todos tenemos vuelos por hacer y que al final es con nosotros mismos. Veo a todas estas personas que vienen en pareja, en familia, entre amigos, y me veo aquí sentada en la ventanilla de un avión anhelando que mi mamá o mi novio estén aquí conmigo, y luego me acuerdo que si están. Pienso en lo fuerte que me hace el simpel hecho de subirme a este avión, de mantener la camla y de sonreir al aire. Que es un paso grande en una dirección nueva y que no importa lo que pase mañana hoy estoy aquí. Estoy aquí y ya aprendí muchas lecciones en las horas de vuelo. Ya valore todo desde lejos y me siento más lista, más madura y más completa.  Estoy presente viviendo este momento con toda la dulzura y amargura que conlleva. Y me gusta pensar y repetirme que todo esta bien, que las personas a las que amo van a estar bien y que yo voy a estar bien. Me lo repito cada minuto. Todos y todo van a estar bien.

UNIÓN

Nos dueles México.

No se si fue el niño héroe con la bandera desde una ventana o si fueron las historias de mexicanos que nunca estuvieron en los libros, pero sí se que ha habido hombres que han luchado por México entregando su vida.

“Protesto guardar y hacer guardar la constitución política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión; y si así no lo hiciere que la nación me lo demande”.

Esto se supone que es la toma de protesta oficial del presidente electo de México. En sus palabras lo pide. En su discurso nos lo pide. Es nuestra obligación como mexicanos pedirlo. Que la nación demande lo que necesita porque el significado de nación somos todos y somos unidos. Somos un grupo de individuos compartiendo un territorio denominado mexicano y es nuestro derecho pero sobre todo nuestra obligación que el nombre democracia se haga valer. Que todos unidos como un pueblo lleno de cultura, valores, amor y tradiciones, después de tantos años de maltratos, abusos, robos y corrupción, no se levante más armas sino que levante la voz. Que este país al que amamos tanto levante el valor.

No se trata de manifestarnos, se trata de que seamos uno gritando tan alto y tan fuerte que un hombre y un partido no decidan por nosotros. Nosotros somos el partido más importante, somos el futuro del país en el que ellos se están haciendo más ricos. Nosotros somos los de las necesidades y los que merecemos todo y más.

Unidad. Si todos dijéramos no al mismo tiempo, 112,336,538 voces se escucharían hasta el espacio. ¿Quién no nos escucharía? ¿Quién nos podría ignorar? ¿Quién ganaría?

Tenemos todo para ganar, solo hace falta creérnoslo. Esta es la oportunidad, este es el sueño, este es el futuro y, hoy, depende de nosotros.

Infórmense, enójense y únanse.

No mas muertes.

No más robos.

No más sacrificios.

No más desapariciones.

No más pobreza.

No más violencia.

No más corrupción.

No más comprados.

No más desigualdad.

No más clases.

No más cerrar los ojos.

No más ignorancia.

No más Peña Nieto.

No más PRI.

No más Televisa.

No más dictadura.

No más gobernantes mediocres.

No más diferencias.

No más destrucción.

No vive México, pero nosotros estamos por despertarlo.

UNIÓN. ¡UNIÓN!

Para las mujeres

Hoy las mujeres no solo llevan los pantalones; llevan la comida, la cena y los huevos; la limpieza y el dinero, los valores y los sueños. El control y el amor. Son las que llevan de la mano a sus hijos a la escuela. Ahí es donde una mamá le pasa a su hijo todos esos anticuerpos formadores que lo ayudan a sobrevivir. Las mujeres son la cura para el cáncer que se ha vuelto el mundo.

Una mujer económicamente independiente no hace maravillas, hace milagros. Si tu le das a una mujer en África (y el mundo) las herramientas para subsistir por ella misma ¿saben que es lo primero que va a hacer? Elevar el nivel de vida de sus hijos; educación, valores, tolerancia y amor.

Saca de donde no hay; multiplica las riquezas, aunque pocas, para que rindan. Recicla, rehusa y combina para que no se desperdicie.

Es mamá, terapeuta, amiga y cómplice 30 horas al día. Es sensible pero estricta. Es organizada pero consentidora. Es la heroína a la que no le importa trabajar desde la sombra porque no se trata de ella, se trata de los demás.

Hoy, si hay algo en lo que creo, es en otra mujer. Las mujeres somos rudas, somos obstinadas, somos cabronas; y unidas somos lo más importante que hay.

Tengo la fortuna de estar rodeada, como ya lo he dicho en el pasado, de mujeres fuertes, dedicadas y chingonas.

Nuestra naturaleza no solo es sobrevivir, es ayudar a otros a hacerlo también.

Dicen que los hombres son cazadores y las mujeres recolectoras. Yo digo que las mujeres somos lo que se ofrezca. Si nos toca el campo, el campo; si nos toca ser enfermeras, curamos; si nos toca proteger, lo hacemos con determinación; si nos toca proveer, proveemos con dinero, educación y amor.

Somos cazadoras si no hay hombre, y las dos cuando no hay de otra. No nos quedamos atrás, siempre vamos un paso adelante.

Somos pensantes y movidas, y junto a todo eso nos conectamos en niveles inimaginables con cada experiencia, cada obstáculo y cada persona. Perdonamos y somos felices pero nunca le damos la vuelta a la hoja sin una lección aprendida.

No somos muchas, SOMOS TODAS.

Las mujeres no estamos para empezar guerras (ya los hombres nos hicieron el favor de ocuparse de eso); estamos para crear relaciones, discutir conflictos y hablar de paz.

Una mujer no está para hacerle daño a otra mujer. No nos podemos odiar, somos lo único que tiene la otra; somos nuestra propia salvación y evolución.

¿Qué sería del mundo hoy si camináramos todas juntas?

Nuestro deber como mujeres es darle la mano a la otra, o a su hijo, o a su mamá; nuestro deber es unirnos musulmanas, católicas, budistas, cristianas y ateas porque, en realidad, somos una.

No fue Eva la primera, fuimos todas y aquí seguimos. Sobreviviendo en un mundo de mucha maldad y machismo. Pero aguantando, seguimos de pie. Aguantando, al grado que hay casi dos mujeres por cada hombre en el planeta.

¿Quién se va a atrever a decirnos que no?

Si una mujer decide casarse, tener hijos o no hacer ninguna de las dos, ¿quién soy yo como su hermana para juzgarla? Juzgar a otra mujer debería de sentirse como si nos juzgáramos a nosotras mismas. Somos hermanas, tus errores son mis lecciones y mis éxitos son tu futuro.

No puede haber odio entre nosotras. Solo hay mujeres desarrollándose, creciendo y aprendiendo. Y somos muchas, y el camino es largo, pero si de algo estoy segura (y vean atrás en la historia si dudan de mi palabra) es que siempre nos levantamos, ante todo, y lo hacemos juntas; aguantamos juntas.

Pongamos el ejemplo de unión, para que el día de mañana, el mundo nos vea más libres, más unidas y más felices.

Que orgullo es ser mujeres!

[Les recomiendo un documental en Netflix que se llama Girl Rising que habla de la importancia de la educación de las niñas para que el mundo se mueva como debe de ser.]

Hoy no hablemos de paz.

  large (10)

Día internacional de la paz.

Que concepto más complicado para los que vivimos en estos días. Cuando al leer las noticias lo único que vemos son guerras, hostilidad entre países, religiones y personas, y un planeta lleno de conflicto y dolor, es difícil pensar que algún día alcanzaremos esta utópica paz, que parece tan distante.

Hay muchas veces que al ver tantas cosas a través de mi computadora como el maltrato animal, la prostitución infantil, la trata de personas, el narcotráfico y el odio entre religiones, me desanimo; me pregunto por qué carajos voy a esperar yo poder cambiar algo tan grande desde un lugar tan pequeño como mi computadora.

Pero intento abrir bien los ojos y ver al mundo por lo que es. Este espacio lleno de bondad y maldad, este lugar que es joven como nosotros los humanos y que esta aprendiendo, a veces por las buenas y otras por las malas.

Veo fotos de los templos budistas, veo animales rescatados por personas nobles, veo jóvenes musulmanas contando su historia y haciendo al mundo temblar, veo la bondad de humanos que entregan su vida entera para servir a alguien que lo necesita; veo a gente que sin conocerme o saber nada de mí, desinteresadamente, me sonríe en la calle.

Mis ánimos encuentran alguna especie de equilibrio y me mantengo fuerte. La naturaleza, por más que no parezva a veces,  funciona de una forma misteriosa en la que siempre encuentra el equilibrio.

Cuando veo a un país rico destruir otros países por pretextos inventados, buscando poder, veo también a un líder espiritual, exiliado de su casa, cargando con el peso de su pueblo y de sus creencias, que ha dedicado su vida a compartir la sabiduría de su profunda espiritualidad.

Veo pobreza en las calles, niños inhalando veneno, mamás que cargan a sus hijos día y noche sobreviviendo al día, jovenes desperdiciando sus días tragando gasolina; siento esa tristeza colectiva en cada esquina. Pero también veo en contraste, familias que se aman, que se aceptan y se apoyan, que ayudan a los demás y se ayudan entre ellos. Familias reales que empiezan en la casa y como olas, replican este amor que aprendieron y lo llevan a cada lugar al que van.

Veo asaltos y secuestros diario, veo a personas muy cercanas sufrir y teniendo miedo hasta de salir a la calle,  y me lleno de coraje; pero veo, también,  lo fuertes que los vuelve; los veo sacando lo bueno, volviendo la adversidad en luz y esperanza. Veo que su espirítu se lastima pero nunca se rompe. Dejamos que hasta lo malo nos una, y eso, es el mayor logro.

Veo gobernantes poco preparados y poco competentes, haciendo de su propio país una basura, pensando en tener poder por tener poder, sin pensar en la importacia que sus huellas tienen en el camino que estan dejando a sus propios hijos. Pero también veo la evolución de más mujeres en África y en el mundo, veo las ganas de una mujer de ser independiente y de darle a sus hijos  la educación que ella nunca pudo tener.

large (12)

Leo estudios que dicen que cuando los bebes nacen no hay maldad en ellos, que desde los primeros meses de vida su naturaleza es elegir el bien mucho antes que el mal y vuelvo a creer que hay esperanza, que siempre hay esperanza.

Veo calles, ríos y mares pudriéndose en contaminación, pescadores matando por matar, acabando con los animales que nos quedan por dinero, por algo que inventamos nosotros y que en realidad no existe; pero veo también organizaciones que empezaron de la nada y han logrado generar una diferencia, que han luchado, peleado y unido a personas y países en todo el mundo.

Veo gente escribiendo, grabando, participando en movimientos a favor del planeta y de quienes lo habitamos y me hacen sentir que somos fuertes, juntos.

La paz es un concepto tan elaborado como la anatomía de cómo funciona nuestro cuerpo,  todos los días, cada hora, seguimos avanzando, nuestras piernas se siguen moviendo, nuestra sangre sigue recorriendo el cuerpo y nuestro corazón sigue latiendo. A veces sin importar el daño que le hagamos, nuestros organos se mantienen funcionando, nuestra piel se sigue expandiendo, nuestros musculos se siguen haciendo fuertes; el planeta funciona igual, a pesar de todo el daño que le hemos hecho, todos los días sale el sol, todos los días los arboles nos dan oxígeno, todos los días tenemos una nueva oportunidad para empezar.

Seguimos en movimiento porque para esto estamos hechos y por eso estamos aquí. Hay un balance perfecto, un punto medio en el universo, que es tan grande, que no podríamos ni empezar a comprender, pero existe.

Es difícil y a veces frustrante entender cual es nuestro papel, somos tan solo un engrane en esta gigantesca máquina, pero aún sin entenderlo nuestra misión es seguir participando, seguir moviendo, seguir buscando y seguir ayudando.

No hablemos de paz hoy, sino que seamos tolerantes; hablemos del largo camino que nos queda por construir. Hablemos de lo que estamos haciendo hoy por nosotros y por los demás. Hablemos de las cosas buenas porque son muchas, y tratemos de hacer de las malas un aprendizaje de vida.

Empecemos por no juzgar a la persona que esta frente a nosotros simplemente porque no nos corresponde.

Empecemos por ayudar a una persona todos los días sea familia, amigo, colaborador o un extraño.

Empecemos por encontrar nuestra misión espiritual en este planeta y ayudemos a otros a encontrar la suya.

La guerra existe porque nosotros creamos ese concepto; así como creamos el de la paz. Depende hoy de nosotros y de las siguientes generaciones darle la vuelta a la moneda para intentar subsistir de una forma completamente nueva.

Busquen la paz dentro de ustedes y preocúpense por compartirla con los demás; ese paso, desde una pequeña computadora, es posible.

large (11)

Equilibrio.

triángulo equilibrio

Definición de equilibrio:

Estado de inmovilidad de un cuerpo sometido a dos o más fuerzas de la misma intensidad que actúan en sentido opuesto, por lo que se contrarrestan o anulan.

Estado de inmovilidad de un cuerpo, sometido únicamente a la acción de la gravedad, que se mantiene en reposo sobre su base o punto de sustentación.

El famoso equilibrio. Supongo que para todos significa algo diferente ya que cada quien tiene diferentes fuerzas que lo jalan y regresan a su eje. Para unos puede ser formar una familia y para otros viajar por el mundo. El equilibrio significa mil y un cosas diferentes y depende mucho del momento en nuestra vida que estemos viviendo.

En mi caso, hace un año, me tatué un triángulo que para mí representa la imagen del equilibrio y aunque obviamente el tatuaje no me equilibró, si es un bonito recordatorio diario de que el equilibrio está dentro de mí y que solo yo tengo el poder de crearlo o destruirlo.

Ayer fui a una clase de yoga donde hablamos del equilibrio, de cuanto importa buscarlo todos los días con nuestra mente y con nuestro cuerpo; no hay uno sin el otro.

Del equilibrio parten las buenas decisiones, relaciones y experiencias en nuestra vida.

Es interesante que una de las definiciones de equilibrio sea un estado inmóvil o un cuerpo en reposo; crecemos creyendo que tenemos que vivir la vida al máximo y por máximo mal entendemos que tenemos que emocionarnos mucho ya sea por algo bueno o malo, es decir, nos vamos a los extremos, o estamos extremadamente felices y gritándolo o estamos tristes, nos sentimos miserables y sentimos que es el fin de todo.

Lo que el equilibrio simboliza es encontrar el famoso “punto medio”.

Una monja budista mexicana una vez nos dijo en una meditación que hay que encontrar un estado de paz teniendo una mente apacible. No tenemos que saltar de emoción pero tampoco tenemos que querer cortarnos las venas. El objetivo es enfrentar todas las situaciones que lleguen a nosotros con una mente en calma, con un nivel de neutralidad que prevenga que reaccionemos de más ante situaciones ajenas a nosotros.

Sonreír, reír y hasta llorar siempre es válido y necesario, pero también es importante que no nos defina. Nuestro estado de humor del día no nos define. La forma en que hemos manejado situaciones en el pasado no define nuestra personalidad.

Estamos sujetos a muchos cambios en nuestro entorno y eso nos vuelve frágiles a caer en el camino. Pasan miles de cosas en nuestras vidas en un año y es un reto ir encontrando el equilibrio en cada paso. Pero es vital.

Es una práctica que deberíamos realizar regularmente. Empecemos por el equilibrio con nosotros mismos ya que de esto depende todo lo que pase fuera, de lo que creamos desde dentro; ¿concuerdan mis pensamientos con mis palabras? ¿concuerdan con mis acciones? ¿Tengo todo lo que necesito o tengo todo lo que deseo? ¿Me siento en armonía con la persona que soy hoy en este universo? ¿Qué le estoy dando a cambio al universo? ¿Qué puedo mejorar para encontrar más balance? ¿Qué me hace falta y qué me sobra?

Todos los días son un ejercicio para llegar a una meta que tal vez nunca veamos con nuestros propios ojos; este tipo de introspección no es un arcoíris que lleva al cofre de oro, es un camino donde nos vamos limpiando, nos vamos mejorando y vamos dejando un mejor pedazo de nosotros al resto del mundo. No se trata de tener respuestas hoy pero si de hacer mejores preguntas.

Ya que tengamos más clara la parte personal, pensemos ahora en nuestras relaciones con los demás; ¿me siento feliz con las personas que me rodean? ¿están recibiendo algo puro y sincero de mi? ¿en qué puedo mejorar mi relación con mi mamá, novio, perro, amigo? ¿Saben que los amo incondicionalmente? ¿le pongo condiciones a su forma de amarme? ¿tengo las relaciones con las personas que quiero? ¿qué me sobra y qué me hace falta cuando estoy con otros? ¿qué tengo que dejar ir?

No es todo, pero es un principio; sigamos en esta búsqueda del sentido de nuestras vidas por medio del equilibrio. No va a llegar rápido y no va a ser fácil pero la vida se volverá mucho más plena conforme lo vayamos teniendo claro.

“To find the balance you want, this is what you must become. You must keep your feet grounded so firmly on the earth that it’s like you have 4 legs instead of 2. That way, you can stay in the world. But you must stop looking at the world through your head. You must look through your heart, instead.” –Elizabeth Gilbert

El arte de las relaciones

large (9)Los dos últimos años han llegado a mi dos bendiciones muy grandes disfrazadas en dos formas, la de un hombre y la de un libro.

Estas bendiciones llegaron a enseñarme mucho sobre el amor y las relaciones, que son un verdadero arte.

Este libro me salvó de perder la cabeza y soy testigo de cómo ha influido en las vidas de personas muy cercanas a mi.

Se llama “La Maestría del Amor” del autor Don Miguel Ruiz (que si no ubican, también escribió Los Cuatro Acuerdos; otro libro salva- vidas).

Este libro tiene la peculiaridad de que desde la primera hoja básicamente te dice que el amor de un perro hacia su dueño debería ser ejemplo del amor entre humanos. (Si, algo así como cuando llegas a tu casa y tu perro siempre te va a hacer fiestas, va a mover la cola y te va a amar sin condiciones).

Viniendo de una familia medio feminista, medio controladora y medio muy dominante lo primero que hice fue sentirme ofendida por las palabras de este señor; pero no me costó muchas páginas darme cuenta de cuanta razón tiene.

Nos enseñan desde niños que tenemos que jugar juegos cuando se trata del amor y las relaciones. Como no responder un mensaje hasta que pasen dos horas, no decir te amo primero y hacer como que no estamos interesados. Todo esto para no permitir que la otra persona vea lo que en realidad sentimos por ellos.

Este libro habla de una clase de amor más puro; en el cuál, cuando decides amar a una persona (con todas sus cualidades y defectos) y sobre todo te dejas a ti mismo sentir el amor tal y como es, las relaciones dejan de ser trágicas y melodramáticas y se vuelven una experiencia completamente espiritual y trascendente.

Cuando amamos a alguien y tenemos dudas sobre nosotros es cuando vienen las inseguridades, los celos, los rencores y las expectativas. Cuando nos amamos plenamente y estamos conscientes de todo el amor que estamos listos para dar, ahí es cuando vivimos el amor verdadero.

Estas son algunas cosas que aprendí de este gran libro que se ha vuelto mi mantra.

 

  • Los miedos

El principal problema en las relaciones es el miedo a todo. Tenemos miedo a ser nosotros mismos, tenemos miedo a que nos fallen porque alguien más ya nos falló, tenemos miedo a entregarnos por completo, tenemos miedo a perder a alguien, tenemos miedo a que nos sean infieles, tenemos miedo a que nos queden mal; no queremos decepcionar ni que nos decepcionen; vivimos del miedo y no de la vida. Si tuvieran una relación completamente libre de cualquier miedo, ¿qué tan felices serían? Cierren los ojos e imaginen esa relación.

 

  • Las expectativas

Creemos que la persona de la que nos enamoramos puede darnos más entonces le ponemos cada vez la barra más alta y le exigimos que llene espacios que nosotros no podemos llenar. Esperamos que esa persona sea tal y como la imaginamos en nuestra cabeza, o como nuestra familia o la sociedad nos dice y no como la persona que es. Cuando te enamoras, te enamoras de esa persona exactamente como es, cuando la quieres cambiar o esperas algo más que amor puro de esa persona es cuando ya no ves la realidad, sino ves tus frustraciones e ideas reflejadas en el otro.

 

  • Ser tu mismo.

La clave de una relación es aceptarte como eres, aceptar el tipo de persona que estas buscando y que esa persona te acepte por lo que vales, por lo que crees y por lo que piensas.

Si mentimos por quedar bien con alguien ya no estamos siendo auténticos.

 

  • Enfócate en tus acciones.

Perderíamos mucho menos tiempo si nos concentramos en que nuestras acciones sean con amor y con respeto hacia el otro y despreocupados por lo que el otro haga o no haga. Estamos tan al pendiente de las acciones de los demás que nos olvidamos de las nuestras.

 

  • Todo está en ti.

Todos tenemos complejos, fantasmas y mucho que resolver de nuestro pasado, y el hecho de que esto nos persiga no implica que tenemos que hacer que la otra persona la pase mal. No podemos echarle el peso al otro, de los asuntos que tenemos que resolver en nuestras vidas.

Estemos con quien estemos si no somos felices solos nunca vamos a ser felices con alguien más. Nuestra felicidad y paz depende solo de nosotros y si le intentamos pasar la tarea a nuestra pareja solo nos va a traer decepciones porque nadie se puede meter adentro de tu cabeza. La felicidad va de adentro hacia fuera; lo que sigue es compartir esa felicidad con otra persona que ya tenga la suya propia. Compartir no significa complementar; completos ya estamos individualmente.

 

  • Dejar ir la necesidad de control.

A veces creemos que la única forma en que las cosas van a salir bien es si estamos en absoluto control de la situación. Es muy egoísta pensar que podemos ejercer control sobre otra persona, cada quien tiene derecho a ser libre y vivir en plenitud y controlar es no aceptar las decisiones y la libertad de nuestra pareja y es moldearlos a lo que nosotros creemos querer.

 

  • Ir en la misma dirección.

Creo que a estas alturas todos sabemos perfectamente cuales son las relaciones que no funcionan porque ya tenemos una personalidad, un carácter y una ideología por lo que es hay que buscar a alguien que tenga sincronía con nuestras opiniones, valores emocionales físicos, económicos y sobre todo espirituales.

 

  • Abrir los ojos.

Aunque a veces perdemos contacto con ella por vivir en la sociedad en la que vivimos, la intuición es un foquito dentro de nosotros que siempre nos está diciendo si estamos haciendo algo bien o mal; si usamos de ese lado tan instintivo y natural sabebremos distinguir lo que es y lo que no es.

 

  • Saber perdonar y seguir.

Todos, absolutamente todos, a lo largo de nuestras vidas estamos en un proceso de aprendizaje, tengamos 20 o 90 años, cometemos errores muchas veces, el chiste es saber aceptarlos y aprender a seguir. Así como nosotros los aceptamos también es importante aceptar que los demás no son perfectos; que hay mucho que aprender y mientras se tenga la intención de aprender y madurar, perdonar es un acto de amor incondicional.

 

  • No pasa nada.

Si hoy perdieras al amor de tu vida por cualquier razón, es importante darnos cuenta que no pasa nada. La vida sigue y nos vamos a recuperar; al desprendernos de esa “necesidad” de tener a alguien con nosotros, solo a partir de ese momento, podemos crear relaciones profundas.

 

  • Ser libres

El amor solo se puede vivir plenamente en un estado de completa libertad. Tenemos que aprender a separar nuestro mundo del de los demás y llegar a un punto medio. Si nos volvemos absorbentes, reducimos nuestra vida entera a la presencia de otra persona y no nos damos cuenta de todas las posibilidades y personas que conforman nuestro universo.

 

  • La relación perfecta

No existe. Nosotros al decir que si y entrar a una relación tenemos que ser conscientes de que el otro no va a llenar nuestros espacios vacíos; no nos va a “complementar” y no va a ser el príncipe azul que tanto nos metió Disney en la cabeza. No hay hombre ni mujer perfecta; hay personas que se encuentran, que se entienden, que se apoyan, que se aman y que deciden estar juntas. Hay muchos obstáculos y retos que derribar en el camino; pero si es el camino que quieren seguir, vale la pena la chinga.

 

Y para terminar con esta idea del “amor de perro”, cuando estuve en Sri Lanka uno de mis monjes me dijo que quería hacer méritos para que en su próxima vida yo fuera su mamá, su esposa o su hermana. Suena raro, pero si lo analizamos este es el amor más puro de todos, en el que queremos tanto a alguien que no se trata del papel que tenga en nuestras vidas sino que sea parte de nosotros a donde sea que vayamos.

 

“Permite que cada acción, cada reacción, cada pensamiento y cada emoción se fundamente en el amor” – Dr. Miguel Ruiz

El largo camino hacia la libertad

En honor al libro que estoy leyendo ahora y el excelente título de la autobiografía de Nelson Mandela he estado pensando estos días en nuestro camino hacia la muy soñada libertad.

Obviamente no podría comparar mi vida con la de este increíble líder que cambió la ideología de una generación, pero creo que todos y cada uno de nosotros, a nuestra manera, estamos recorriendo ese largo camino hacia la libertad.

Probablemente cada camino sea tan distinto como el siguiente pero estoy segura que todos venimos a este mundo una o varias veces a completar una misión que solo nosotros y nadie más puede completar. Tal vez hay misiones masivas, tal vez hay otras solitarias pero el objetivo siempre es el mismo: nuestra libertad.

Libertad espiritual le diría yo a pesar de que incluya al cuerpo y a la mente.

¿Qué es la libertad? Hay tantos significados y conceptos que olvidamos la base de lo que significa ser libres.

He leído libros de esclavos, prisioneros, judíos en campos de concentración, novelas de realismo mágico y a la conclusión colectiva a la que se llega es que la libertad es algo mucho más allá de poder correr con las piernas.

La libertad viene desde dentro; la libertad es individual y nadie puede dárnosla o quitárnosla.

Para mi por ejemplo ser libre significa ser exactamente quien soy en un mundo donde todo son etiquetas, estereotipos, nombres y definiciones.

Mi libertad llega cuando tengo momentos de claridad y paz mental; cuando dejó atrás o dejo ir los sentimientos negativos de enojo, miedo, rencor y apatía.

Soy libre cuando me dejo ser a mi misma tal y como soy; sin importar lo que digan los demás, estando en armonía y respetando lo que otros hacen y dicen, teniendo muy claro que lo que yo soy no es alterado por algo externo a mi.

Somos libres cuando nos respetamos y nos amamos tal y como somos. Somos libres cuando nada es el fin del mundo y cuando estamos abiertos a todo lo que pueda pasar.

Somos libres cuando no tenemos miedo; miedo de caer, miedo de perder, miedo de no ser suficientes. Somos libres cuando vemos al cielo y las nubes se mueven con nosotros.

Somos libres cuando una persona nos sonríe en el tráfico y le regresamos la sonrisa. Somos libres cuando somos espontáneos, cuando fluimos, cuando no le ponemos presión a las cosas.

El camino a la libertad es el que cada uno escoge por sus raíces y por sus huellas y ser libre es no interferir en el camino de otro; es dejar que el nuestro nos lleve de la mano por diferentes experiencias y encontrar algo enriquecedor en cada paso.

La libertad no es la meta a la que llegas después de un largo y cansado camino; la libertad es el camino que te enseña todo lo que hay a tu alcance para ser feliz y para ser quien estas hecho para ser.

La libertad es no controlar nuestro entorno, es dejar ir lo que no nos pertenece y darnos cuenta de que no estamos aquí para poseer o ser poseídos. La libertad es abrazarnos y amarnos a nosotros mismos.

Nelson Mandela dijo que para que ser libres no se trata de arrancarnos las cadenas, se trata de vivir de una manera en que respetemos y busquemos la libertad de otros.

Hoy, escribiendo esto, fui libre; espero encontrar y que ustedes encuentren más momentos así.

C*

“Soy libre porque pienso”