Día internacional de la paz.
Que concepto más complicado para los que vivimos en estos días. Cuando al leer las noticias lo único que vemos son guerras, hostilidad entre países, religiones y personas, y un planeta lleno de conflicto y dolor, es difícil pensar que algún día alcanzaremos esta utópica paz, que parece tan distante.
Hay muchas veces que al ver tantas cosas a través de mi computadora como el maltrato animal, la prostitución infantil, la trata de personas, el narcotráfico y el odio entre religiones, me desanimo; me pregunto por qué carajos voy a esperar yo poder cambiar algo tan grande desde un lugar tan pequeño como mi computadora.
Pero intento abrir bien los ojos y ver al mundo por lo que es. Este espacio lleno de bondad y maldad, este lugar que es joven como nosotros los humanos y que esta aprendiendo, a veces por las buenas y otras por las malas.
Veo fotos de los templos budistas, veo animales rescatados por personas nobles, veo jóvenes musulmanas contando su historia y haciendo al mundo temblar, veo la bondad de humanos que entregan su vida entera para servir a alguien que lo necesita; veo a gente que sin conocerme o saber nada de mí, desinteresadamente, me sonríe en la calle.
Mis ánimos encuentran alguna especie de equilibrio y me mantengo fuerte. La naturaleza, por más que no parezva a veces, funciona de una forma misteriosa en la que siempre encuentra el equilibrio.
Cuando veo a un país rico destruir otros países por pretextos inventados, buscando poder, veo también a un líder espiritual, exiliado de su casa, cargando con el peso de su pueblo y de sus creencias, que ha dedicado su vida a compartir la sabiduría de su profunda espiritualidad.
Veo pobreza en las calles, niños inhalando veneno, mamás que cargan a sus hijos día y noche sobreviviendo al día, jovenes desperdiciando sus días tragando gasolina; siento esa tristeza colectiva en cada esquina. Pero también veo en contraste, familias que se aman, que se aceptan y se apoyan, que ayudan a los demás y se ayudan entre ellos. Familias reales que empiezan en la casa y como olas, replican este amor que aprendieron y lo llevan a cada lugar al que van.
Veo asaltos y secuestros diario, veo a personas muy cercanas sufrir y teniendo miedo hasta de salir a la calle, y me lleno de coraje; pero veo, también, lo fuertes que los vuelve; los veo sacando lo bueno, volviendo la adversidad en luz y esperanza. Veo que su espirítu se lastima pero nunca se rompe. Dejamos que hasta lo malo nos una, y eso, es el mayor logro.
Veo gobernantes poco preparados y poco competentes, haciendo de su propio país una basura, pensando en tener poder por tener poder, sin pensar en la importacia que sus huellas tienen en el camino que estan dejando a sus propios hijos. Pero también veo la evolución de más mujeres en África y en el mundo, veo las ganas de una mujer de ser independiente y de darle a sus hijos la educación que ella nunca pudo tener.
Leo estudios que dicen que cuando los bebes nacen no hay maldad en ellos, que desde los primeros meses de vida su naturaleza es elegir el bien mucho antes que el mal y vuelvo a creer que hay esperanza, que siempre hay esperanza.
Veo calles, ríos y mares pudriéndose en contaminación, pescadores matando por matar, acabando con los animales que nos quedan por dinero, por algo que inventamos nosotros y que en realidad no existe; pero veo también organizaciones que empezaron de la nada y han logrado generar una diferencia, que han luchado, peleado y unido a personas y países en todo el mundo.
Veo gente escribiendo, grabando, participando en movimientos a favor del planeta y de quienes lo habitamos y me hacen sentir que somos fuertes, juntos.
La paz es un concepto tan elaborado como la anatomía de cómo funciona nuestro cuerpo, todos los días, cada hora, seguimos avanzando, nuestras piernas se siguen moviendo, nuestra sangre sigue recorriendo el cuerpo y nuestro corazón sigue latiendo. A veces sin importar el daño que le hagamos, nuestros organos se mantienen funcionando, nuestra piel se sigue expandiendo, nuestros musculos se siguen haciendo fuertes; el planeta funciona igual, a pesar de todo el daño que le hemos hecho, todos los días sale el sol, todos los días los arboles nos dan oxígeno, todos los días tenemos una nueva oportunidad para empezar.
Seguimos en movimiento porque para esto estamos hechos y por eso estamos aquí. Hay un balance perfecto, un punto medio en el universo, que es tan grande, que no podríamos ni empezar a comprender, pero existe.
Es difícil y a veces frustrante entender cual es nuestro papel, somos tan solo un engrane en esta gigantesca máquina, pero aún sin entenderlo nuestra misión es seguir participando, seguir moviendo, seguir buscando y seguir ayudando.
No hablemos de paz hoy, sino que seamos tolerantes; hablemos del largo camino que nos queda por construir. Hablemos de lo que estamos haciendo hoy por nosotros y por los demás. Hablemos de las cosas buenas porque son muchas, y tratemos de hacer de las malas un aprendizaje de vida.
Empecemos por no juzgar a la persona que esta frente a nosotros simplemente porque no nos corresponde.
Empecemos por ayudar a una persona todos los días sea familia, amigo, colaborador o un extraño.
Empecemos por encontrar nuestra misión espiritual en este planeta y ayudemos a otros a encontrar la suya.
La guerra existe porque nosotros creamos ese concepto; así como creamos el de la paz. Depende hoy de nosotros y de las siguientes generaciones darle la vuelta a la moneda para intentar subsistir de una forma completamente nueva.
Busquen la paz dentro de ustedes y preocúpense por compartirla con los demás; ese paso, desde una pequeña computadora, es posible.